Los Mitos del Paraguay Aó Aó, el engendro maldito de Taú y Keraná, es una bestia terrible con grandes y potentes garras. El que se cruza con Aó Aó correrá en vano por su vida, será alcanzado con certeza y solo hay una manera de salvarse.
Seún la historia y los relatos tradicionales, el Ao Ao posee un gran parecido con las ovejas, un poco más grande y de apariencia feroz. Se mueve en 4 patas y se le considera muy agresivo, ya que ataca a sus víctimas con toda la furia que posee. Anda en grupos, llamándose uno al otro con el «ao ao», por eso lleva ese nombre onomatopéyico.
Este monstruo posee la facultad de reproducirse solo, por lo que es considerado como deidad de la fecundidad. Vive en grandes manadas en las zonas más inhóspitas de cerros y montañas, de los que se lo considera protector.
El Ao Ao se alimenta de carne humana y vive persiguiendo a las personas que se aventuran por los cerros.
Los nativos guaraníes orientales, especialmente, aseveran que éste procreó demasiado y que sus descendientes son numerosísimos. Como ya dijimos, este animal muy feo dominaba los cerros y las montañas de la vasta comarca guaraní.
En la localidad de Mbuyapey se le aseveró al escultor Ramón Elías que en esa zona lo llamaban OVECHA KA’AGUY, por ser muy parecido a la oveja. Varios estudiosos de leyendas y mitos guaraníes creen que este animal existe, y que continúa devorando gente por la serranía de Ybytyruzú y Caazapá.
Según la mitología guaraní, se asegura también que los hijos de AO AO son todos caníbales y feroces como él. Salen en manadas para atormentar a los caminantes a quienes persiguen hasta rodearlos. Aunque traten de salvarse trepando a los árboles altos, Aó Aó lo derribará. Rodeándolo en círculo y a los gritos de ¡ao-ao-ao-ao! cavan las raíces de los árboles, los derriban a fin de devorar a sus víctimas.
La única salvación contra este engendro es trepar a una planta de pindó
La Salvación contra el temible Aó Aó
Aseguran en los relatos que la única salvación contra este engendro es trepar a una planta de pindó. Al parecer constituye un árbol sagrado bendecido por TUPÃ.
De ese modo Ao Ao queda desorientado, pierde el rastro y abandona la persecución. Si, en la desesperación por escapar, la víctima sube a cualquier otro árbol, este será arrancado por el Aó Aó y devorará sin piedad a su presa.